Lourdes González, Fundación ONCE: «Las verdaderas ciudades inteligentes son aquellas que son capaces de adaptarse a circunstancias diversas»

Hablamos con Lourdes González, Coordinadora de proyectos de accesibilidad TIC en Fundación ONCE, sobre inclusión y ciudades inteligentes

17 Mar de 2020

Desde Smart City Cluster trabajamos codo con codo con entidades como la Fundación ONCE, para lograr ciudades inteligentes capaces de integrar a todas las personas con sus necesidades y con la garantía de mejorar la calidad de vida de todas ellas.

En esta entrevista hemos hablado con Lourdes González, Coordinadora de proyectos de accesibilidad TIC en Fundación ONCE, quien ha desarrollado su carrera en el entorno de las tecnologías accesibles desde 2003, gestionando y desarrollando diagnósticos de accesibilidad TIC, consultoría, formación e I+D+i en esta materia.

En líneas generales, ¿cómo describiría una smart city desde el punto de vista de una persona con discapacidad?

Una ciudad inteligente no es sólo una ciudad conectada, que gestiona los recursos energéticos con eficiencia. Para mí, las verdaderas ciudades inteligentes son aquellas que son capaces de adaptarse a circunstancias diversas, de gestionar la movilidad de personas con eficacia y de adaptar los sistemas de información y comunicación a las capacidades de cada persona.

Hace tiempo me tocó vivir en el transporte en Madrid una amenaza de atentado, por lo que nos obligaron a salir de una estación que yo no conocía. Si la ciudad fuese completamente inteligente tendría que haberme permitido volver a casa por una ruta accesible y mediante instrucciones claras que me permitiesen orientarme teniendo en cuenta que mi discapacidad es visual.

¿Hace la tecnología más accesibles e inclusivas las ciudades?

Sí, desde luego que sí. Aunque haya dado un ejemplo de falta de inteligencia real, la tecnología nos ayuda constantemente en nuestro día a día. La utilizamos precisamente para poder consultar itinerarios de transporte, por ejemplo, y esto lo podemos hacer con unos niveles razonables de accesibilidad en muchas ciudades, aunque no en todas.

En Málaga, que es mi ciudad de origen y en la que resido actualmente, utilizo la aplicación de la EMT para consultar cuánto falta para que llegue el autobús e incluso puedo avisar al conductor de mi presencia en la parada. Esto último es un servicio específico para personas con discapacidad. De este modo, por ejemplo, el conductor sabe que estoy esperando y no es necesario que deba levantar la mano para que pare el vehículo.

¿Qué retos habrá que asumir para hacer las ciudades del futuro inclusivas para todos?

Por un lado, hay que conseguir que los espacios y servicios vinculados a las ciudades sean accesibles, ya que esto no siempre se da. Por otro, hay que dotarlos de una mayor conectividad para que se produzca una inteligencia real. Es decir, no debe ser el usuario quien piense el servicio a consultar para salir de una situación compleja, sino que debe ser la ciudad la que se anticipe y le aporte diferentes soluciones.

Las plataformas únicas, los coches eléctricos o híbridos -silenciosos-, los patinetes y las bicicletas, ¿dificulta todo ello la movilidad de personas ciegas o con discapacidad visual?

Sí, muchísimo, hasta tal punto que condiciona nuestro día a día. Por ejemplo, a mí me gustaría ir a un gimnasio que está cerca de casa, pero para llegar a él debo pasar por una zona en la que no es fácil distinguir al tacto la acera del carril bici, por lo que me da miedo transitar por ahí. Esto hace que haga deporte en un gimnasio que está más lejos de casa, pero que me da más seguridad llegar a él.

Además de esta dificultad debemos sumarle la de los patinetes, ya que la gente los deja en cualquier sitio y sin ningún tipo de lógica. Por ejemplo, mi portal tiene una rampa que todos los vecinos usamos muchísimo. Pues bien, en ocasiones me he encontrado un patinete en mitad de la rampa que, por cierto, no es muy ancha, por lo que si hay un obstáculo de ese calibre, las personas no podemos pasar por ella. Por tanto, la falta de civismo anula en este caso una solución de accesibilidad.

¿Qué papel deben jugar las administraciones en esta integración?

Tienen muchísima responsabilidad: además de ofrecer espacios y servicios inclusivos, deben poner orden para que la falta de civismo no anule el esfuerzo realizado en esta materia. Por tanto, también deben sensibilizar y, en caso de que se produzcan incumplimientos de este tipo, sancionar.

¿Cómo diría que es la ciudad ideal de cara al futuro?

Una ciudad en la que todas las personas tenemos los mismos derechos y oportunidades. Espacios perfectamente transitables en los que la comunicación, tanto física como digital, sea inclusiva y, por supuesto, inteligente. Es importante dedicar esfuerzos a la accesibilidad, pero también a la integración de soluciones para que los ciudadanos no nos abrumemos con tantas aplicaciones, sitios web, etc.

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